En sublime y gratificante espera
durante muchas noches y mañanas
anhelando que él la reconociera
cuando le cantara sus dulces nanas
Treinta y seis semanas o nueve meses
creciendo y alimentando un mismo fin
como dos hermanos casi siameses
volverte niño y no ser alevín
Apareciste antes que oscureciera
pujando y emergiendo con muchas ganas
rápidamente sin que ella sufriera
Saliste de aquel oscuro confín
tras pesados e incesantes reveses
naciste siendo nuestro querubín.
Autor:
©José Manuel Rodríguez
|